miércoles, 14 de febrero de 2018

Choconsaurus, el nuevo dinosaurio de El Chocón

Los restos fueron descubiertos en la década del 90, su extracción la llevaron adelante varios grupos de investigación y hoy sale a la luz. Es un tipo de saurópodo poco conocido. Vivió hace 93 millones de años.

Villa El Chocón es una de las localidades turísticas más destacadas en Norpatagonia. Los motivos son diversos: el agua, sus paisajes amplios y luminosos, y su pasado. Su historia es previa a los hallazgos paleontológicos y está ligada principalmente al desarrollo del complejo hidroeléctrico El Chocón. Aunque la construcción de la presa no guarda relación con la paleontología, es sólo una apariencia, su presencia fue la piedra fundamental de los hallazgos paleontológicos. La comunidad que se generó a su alrededor sería la protagonista de una serie de importantes descubrimientos, uno de ellos motiva la presentación de hoy.

En 1995 una vecina de la villa, la señora Viviana Moro, halló unos “huesos” en un cerro de la zona y dio aviso a Rubén Carolini, el famoso descubridor de Giganotosaurus Carolini, quien por aquellos tiempos dirigía el flamante Museo Paleontológico Municipal. La noticia viajó a la velocidad de un rayo, y llegó al mejor de sus destinos: el Museo de Geología y Paleontología de la Universidad Nacional del Comahue. El equipo de investigación del museo acudió rápidamente al campo. Se hallaron diversos tipos de fósiles, como si alguien los hubiera mezclado intencionalmente. El desafío era grande. Las preguntas eran muchas y surgían a borbotones: ¿Qué animales estaban presentes? ¿Se trataba de grupos biológicos desconocidos? ¿Por qué estaban allí? ¿Qué relaciones de parentesco tendrían entre sí y con otras especies?

En rojo, las piezas de un mismo individuo. En azul, las otras que hallaron 
en el lugar.
La paleontología, al igual que la vida de los pueblos, no es lineal. Algunas veces los caminos son cortos y rectos, otros son largos y zigzagueantes. Así fue el camino para poder responder algunas de las preguntas sobre “La antena”, nombre con el que fue bautizado el yacimiento. Para hacer posible esta “empresa”, fueron necesarias más de veinte personas, entre técnicos e investigadores, provenientes de varias instituciones. Las principales fueron el Museo Municipal Ernesto Bachmann, el Museo Geológico y Paleontológico de la Universidad del Comahue, y naturalmente, el Gobierno de la provincia de Neuquén. Este es un claro ejemplo de que los avances en ciencia no se logran por el esfuerzo de una sola persona o de un pequeño grupo. La ciencia requiere para su desarrollo del trabajo conjunto y coordinado de distintos actores, muy especialmente de políticas científicas que respondan a las necesidades locales.

Como dice el tango de José María Contursi, “han pasado tantos años”; exactamente veintidós desde del hallazgo del primer hueso. Hoy podemos responder parte los interrogantes que nos desafiaban. Los huesos corresponden a diversos grupos de animales, ya que existen evidencias de tortugas, cocodrilos y de distintos tipos de dinosaurios. Uno de ellos es el dinosaurio que hoy se presenta.

El nuevo dinosaurio fue investigado por los doctores Edith Simón, Leonardo Salgado y Jorge Calvo. Lo bautizaron como Choconsaurus baileywillisi. Su nombre se compone de dos palabras. La primera es una combinación de Chocón, en referencia a Villa El Chocón, de donde procede y saurus, reptil. La segunda, es en honor a Bailey Willis, un geólogo norteamericano contratado por el gobierno argentino a principios del siglo XX, que propuso entre otras cosas, la posibilidad de generar energía hidroeléctrica en el río Limay.

Durante las excavaciones se hallaron distintas partes del cuerpo del dinosaurio, alrededor del 25 % del total del esqueleto. Las piezas más importantes corresponden a una serie casi completa de vértebras de la espalda y gran parte del hombro y brazo derechos. Con estas piezas se creó la nueva especie. Se hallaron además otros huesos, que sumaron información adicional como: dientes, partes del cráneo, cuello, y de la cola.

El nuevo dinosaurio pertenece al grupo de los saurópodos. Se trata de dinosaurios cuadrúpedos, herbívoros, entre los que se hallan los animales más grandes que poblaron los continentes. Estos gigantes del Mesozoico hicieron su aparición hace más de 200 millones de años, posiblemente en el Triásico Superior y se extinguieron junto con la mayoría de los dinosaurios hacia fines del Cretácico, unos 65 millones de años atrás.

Cómo habría sido en vida Choconsaurus baileywillisi en la zona donde hallaron 
los restos. (Foto: Reconstrucción: Santiago Druetta)
Choconsaurus baileywillisi corresponde a un saurópodo titanosaurio de tamaño mediano a grande, y se estima que alcanzó entre 18 y 20 metros de longitud y debió pesar unas 25 toneladas. Por un lado, este nuevo descubrimiento, amplía el registro de los titanosaurios con características primitivas en el Cretácico Superior, siendo el más completo de la provincia del Neuquén. Por otro lado, este tipo de dinosaurios presenta una serie de caracteres que están ausentes en los titanosaurios más evolucionados. La mayoría de éstos son detalles en su anatomía ósea. Por ejemplo, es probable que hayan tenido algunos dedos en sus manos, un rasgo que se pierde en sus primos más evolucionados. También hay diferencias en las vértebras de la espalda y la cola. En los titanosaurios más primitivos, posiblemente ambas hayan sido menos móviles que en los especies más avanzadas. Estos detalles en su esqueleto y otros, revelaron a los investigadores que el nuevo dinosaurio muy probablemente haya sido pariente de otros dinosaurios neuquinos como Andesaurus delgadoi y el gigante Argentinosaurus huinculensis. También de Mendozasaurus neguyelap y Malargüesaurus florenciae, ambos de la vecina región cuyana. Pero además, el dinosaurio “choconense” parece formar parte del clan familiar de Epachthosaurus sciuttoi, de la provincia de Chubut.

La investigación logró contestar éstas y muchas otras preguntas. Aunque, tal vez las más jugosas, jamás tendrán respuesta, ya que la paleontología se basa en evidencias –fósiles– muy escasas y fragmentarias. Lo que si podemos confirmar, sin temor a equivocarnos, es que el trabajo conjunto y la conciencia de una comunidad pueden dar “vida” a las “piedras”. Hoy nace Choconsaurus baileywillisi, “el hijo pródigo” de la comunidad de Villa El Chocón.

(*) Doctora en Ciencias Biológicas, comunicadora de las ciencias. Titular de BiopaleoPatagonia, dedicado a la divulgación de la paleontología y docente en la cátedra de Ecología de la Facultad de Humanidades, Universidad Nacional del Comahue.

La investigación se
presentará hoy
  • La investigación de los doctores Edith Simón, Leonardo Salgado y Jorge Calvo se presentará hoy en la ciudad de Neuquén.
  • La Dirección Provincial del Patrimonio Cultural es la autoridad de aplicación para habilitar este tipo de investigaciones paleontológicas en el territorio neuquino, de ahí que el anuncio sea conjunto.
Un nombre que rinde homenaje a Bailey Willis
En 1910, el geólogo norteamericano Bailey Willis, fue contratado por el Ministerio de Obras Públicas durante la gestión de Ezequiel Ramos Mexía.

Willis dirigió la Comisión de Estudios Hidrológicos (CEH) entre 1911 y 1914. Los objetivos de la misma eran, por un lado estudiar el trazado de un ferrocarril entre San Antonio Oeste y al lago Nahuel Huapi; y por otro, formular un plan integral de desarrollo económico del área andina norpatagónica.

La Comisión se caracterizó por su destacado nivel técnico. Sin embargo, los vaivenes políticos de la época pusieron en peligro la misión, y Willis debió abandonar el país.

El primer informe técnico fue realizado en 1914, y titulado El Norte de la Patagonia. El segundo, que constituiría el tomo II, naufragó en un mar pleno de obstáculos debido a intereses políticos y económicos en pugna. El mismo, titulado “El Norte de la Patagonia”, subtitulado “Estudios y Proyectos”, fue entregado por Willis en 1938, casi tres décadas después.

No obstante, una vez más debió esperar para que su contenido salga a la luz. La obra fue publicada recién en 2017. Por extraño que parezca, las ideas innovadoras, en aquel entonces de la Comisión debieron esperar que un grupo de investigadores y técnicos de la Universidad Nacional del Comahue, de la Administración de Parques Nacionales y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), decidieran aventurarse en semejante hazaña.

Este esfuerzo, si bien no se compara con las vicisitudes que debieron afrontar Willis y los miembros de la Comisión, podría motivar un informe en sí mismo.

Finalmente, Willis planteó la posibilidad de emplazar una ciudad industrial en la costa norte del lago Nahuel Huapi. Ésta utilizaría la energía producida por la presa “Segunda Angostura”, en el río Limay. Sin bien esta obra no se llevó a cabo, sin duda representa las bases de los ulteriores desarrollos hidroeléctricos de Norpatagonia, entre ellos, la presa de El Chocón.

El yacimiento que parece un cementerio
El yacimiento “La Antena” corresponde a una “capa” de roca ubicada a 50 metros de altura en relación con la Villa.

Las rocas portadoras de los huesos provienen de la base de una unidad geológica continental llamada Formación Huincul. Ésta fue depositada durante el Cretácico “medio”, cuya antigüedad es de aproximadamente 93 a 91 millones de años.

En el sitio paleontológico se distinguen distintos tipos de rocas, pero todas se depositaron en un ambiente fluvial.

El nivel portador de los fósiles corresponde a fangolitas –barros trasformados en rocas–. Estos fangos fueron depositados en una planicie de inundación, algo similar a lo que sucede en algunos ríos actuales.

Por encima de este nivel de roca, existen mantos de areniscas duras, interpretados como depósitos de barras fluviales de sistemas entrelazados. Este tipo de ríos se caracteriza por tener un cauce que consiste en una red de canales separados por islas pequeñas y temporales.

En el yacimiento se hallaron numerosas piezas fósiles, decenas de ellas, de distintos tipos de animales. Es muy probable que el sitio haya actuado como un lugar de acumulación de animales transportados en distinto grado por el agua.

Desde la mirada del presente, el sitio parece ser un verdadero “cementerio”. Sin embargo, no debemos perder de vista que han transcurrido de años y no debe hacerse una lectura “fácil” de los hechos del pasado. Comprender el ambiente de depositación y como se produjo esta acumulación es un campo de conocimiento compartido entre la geología y la paleontología.

Dimensiones
25
toneladas (25.000 kilos) se estima que pesaba este dinosaurio atrapado en el yacimiento de El Chocón.
25%
del esqueleto se recuperó. Lo más valioso es una serie casi completa de vértebras.
22 años
pasaron desde que una mujer halló los primeros huesos, dio aviso al legendario Rubén Carolini y se inició la investigación.

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