sábado, 31 de diciembre de 2016

La Fundación Dinópolis explora el cerebro de los dinosaurios de Ariño

Fabien Knoll aplica la técnica del CT-SCAN en los neurocráneos fosilizados

El paleontólogo francés Fabien Knoll está estudiando el neurocráneo de los dinosaurios de Ariño a través de técnicas muy novedosas como las tomografías computarizadas, que permiten discernir cómo era el cerebro de estos grandes vertebrados del Mesozoico para comprender aspectos de su comportamiento.

El paleontólogo francés Fabien Knoll en la plaza del Torico de Teruel
El paleontólogo francés Fabien Knoll está estudiando el neurocráneo de los dinosaurios de Ariño a través de técnicas muy novedosas como las tomografías computarizadas, que permiten discernir cómo era el cerebro de estos grandes vertebrados del Mesozoico para comprender aspectos de su comportamiento. Knoll acaba de obtener este año un contrato de la Fundación ARAID en la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis.

Experto en "paleontología virtual", Knoll investiga actualmente la paleoneurología de los dinosaurios de Ariño, es decir, cómo eran los cerebros de estos animales a través del estudio de sus cajas craneanas. Para ello está reconstruyendo sus cerebros en 3D con el uso del CT-SCAN, un tomógrafo que se usa habitualmente en medicina y que se está abriendo a la investigación en diferentes campos científicos.

Knoll formó parte del último jurado del Premio Internacional de Paleontología Paleonturología 16 que se concede todos los años en Teruel, y asegura que las nuevas tecnologías han abierto infinidad de posibilidades para el estudio de los fósiles.

"Hay un potencial fantástico y en los años que viene se van a descubrir muchas cosas", afirma el paleontólogo, que tras obtener uno de los contratos de investigación ofertados por la Fundación Agencia Aragonesa para la Investigación y el Desarrollo (ARAID), eligió la Fundación Dinópolis como centro receptor.

Trabaja en estos momentos en el escaneado y estudio de los cráneos de los vertebrados de hace 111 millones de años hallados en el yacimiento de la Mina Santamaría de Ariño, del grupo Samca. En el congreso internacional de la Sociedad de Paleontología de Vertebrados (SVP por sus siglas en inglés) celebrado en otoño en Utah (EEUU) se presentaron los primeros resultados de las tomografías que se están haciendo a esos fósiles, en concreto al dinosaurio Proa valdearinnoensis.

El estudio acaba de empezar y las posibilidades de conocimiento que se abren son inmensas, reconoce Knoll. Además de los neurocráneos, está previsto que analice también la osteogénesis, es decir, el desarrollo de los huesos, de las crías de dinosaurio encontradas en Galve.

"Voy a trabajar en varios yacimientos, pero ahora lo que he empezado es con el de Ariño porque tiene la particularidad de haber dado varios neurocráneos, que es la parte del cráneo que cubre el cerebro, y eso nos permite reconstruir en 3D, gracias a técnicas de CT-SCAN, el cerebro de esos animales", explica Knoll.

Las tomografías computarizadas que se hacen con CT-SCAN permiten combinar radiografías tradicionales con imágenes computarizadas que laminan transversalmente el fósil, de forma virtual, y que permiten una reconstrucción completa de lo que no se ve a simple vista.

Un sitio excepcional

"En un yacimiento normal de dinosaurios puedes encontrar tal vez cada varios años un neurocráneo, pero en Ariño, que es un sitio excepcional, se han encontrado varios neurocráneos de dinosaurios, y también de cocodrilos y de tortugas, y eso permite saber un poco cómo era el cerebro de los animales en esta época y ofrece un potencial que no vas a encontrar en otros yacimientos o en muy pocos lugares del mundo", comenta el científico.

En este sentido, asegura que el trabajo que se ha hecho hasta ahora permite vislumbrar que se va a poder conocer "mucho sobre los neurocráneos de esos animales, porque la suerte que tenemos es que los fósiles de Proa dan resultado en CT-SCAN, lo que no siempre es el caso".

Se refiere a este respecto a los huesos de los Iguanodon de Bernissart en Bélgica, "que han sido escaneados pero el resultado no es utilizable, mientras que en Proa el resultado ha sido perfecto y eso facilita mucho la investigación".

De momento solo se han presentado los resultados preliminares en el congreso celebrado en Utah, si bien averiguar el grado de inteligencia que tenían estos animales es "muy complejo", aclara el paleontólogo. Precisa en este sentido que según estudios recientes, "la cantidad de neuronas no es la misma en todos los animales, es un tema muy complejo y no podríamos hablar mucho de la inteligencia de este animal, aunque es verdad que tiene un cerebro que es de un tamaño muy modesto si tenemos en cuenta su tamaño total".

De hecho, con sus 8 metros de longitud, el cerebro de Proa sería como "una pelota grande de tenis". No obstante, su estudio arrojará datos muy interesantes sobre la biología de este vertebrado. "La manera en que se mueven se puede saber por el esqueleto postcraneal, pero la forma del oído interno, por ejemplo, si está más o menos desarrollado, indica si en su vida se movían mucho o no y si eran ágiles o no", argumenta, para precisar que "en el caso de Proa tenemos un animal mediano, ni muy ágil ni tampoco atrofiado desde este punto de vista".

El científico añade que hay características del neurocráneo que pueden indicar cómo estaban desarrollados los lóbulos olfativos o el nervio óptico, "que muestran el potencial que pueden tener los sentidos de esos animales, pero son investigaciones en curso".

Además de Proa se ha escaneado ya el cráneo de Europelta carbonensis, un dinosaurio acorazado poco frecuente. "Lo que salga de aquí va a ser importante, va a ser nuevo y es una animal que es muy distinto a Proa, y está bien comparar esos dos animales que vivían en el mismo momento y en el mismo lugar pero que eran muy distintos, uno era posiblemente cuadrúpedo pero más ágil que Europelta, que era probablemente un poco lento y torpe tal vez. Sería interesante ver si lo que vemos en el esqueleto se refleja también en la forma del cerebro", afirma.

Knoll, que ha trabajado como investigador en varias instituciones de Francia, Alemania, Reino Unido y España, sostiene que la paleontología se ha convertido en una ciencia "muy dinámica" y considera que "Teruel tiene un patrimonio paleontológico que es único en el mundo" y cuya relevancia internacional es por eso importantísima.

lunes, 26 de diciembre de 2016

Diez años de un gigante turolense que se hace cada vez más grande en el mundo

‘Turiasaurus’ ha sido clave en el conocimiento de los dinosaurios desde que se publicó en ‘Science’

La publicación científica del dinosaurio turolense Turiasaurus riodevensis en la revista Science hace ahora diez años ha sido clave a nivel internacional durante esta década para conocer mejor a estos grandes vertebrados que vivieron durante el Mesozoico

La paleontóloga Maite Suñer junto a la reconstrucción del corpóreo de 
‘Turiasaurus’ en Dinópolis
La publicación científica del dinosaurio turolense Turiasaurus riodevensis en la revista Science hace ahora diez años ha sido clave a nivel internacional durante esta década para conocer mejor a estos grandes vertebrados que vivieron durante el Mesozoico. Aparte de haberse convertido en uno de los mejores embajadores de Teruel por España y el mundo, su descripción a cargo de paleontólogos de la Fundación Conjunto paleontológico de Teruel-Dinópolis ha sido determinante para comprender cómo evolucionaron los saurópodos, familia a la que pertenecen los dinosaurios cuadrúpedos de gran tamaño de cuello y cola largos.

Diez años después de que se publicara el nuevo género y especie de dinosaurio que es Turiasaurus, su importancia científica mundial sigue creciendo y sus ramificaciones se extienden ya por Europa, África y Norteamérica gracias a que junto con la descripción del hallazgo se estableció un nuevo clado llamado Turiasauria que ha revolucionado la clasificación internacional de los saurópodos.

Fue hace ahora diez años cuando la revista científica Science, una de las más prestigiosas del mundo, recogió en sus páginas la descripción de este dinosaurio hallado en Riodeva. En la publicación fue bautizado con el nombre de Turiasaurus para definir su género, en referencia a Teruel y al río Turia, mientras que la especie se denominó riodevensis en alusión a la localidad donde fue encontrado.

Los paleontólogos y el personal de la Fundación Dinópolis cuando se presentó
 la publicación de 'Turiasaurus' en 'Science'
Science publicó la descripción de este dinosaurio en su número del 22 de diciembre de 2006 con un artículo científico que firmaron los paleontólogos de la Fundación Dinópolis Rafael Royo-Torres, Alberto Cobos y Luis Alcalá. Su importancia era evidente en ese momento por tratarse del dinosaurio más grande hallado en Europa, pero en estos diez años su trascendencia mundial ha ido a más allá por el papel que ha jugado en la cladística, es decir, en la clasificación internacional de este tipo de animales.

Su relevancia para la paleontología mundial ha sido puesta de manifiesto en estos dos lustros, al igual que entonces demostró que el equipo científico de la Fundación Dinópolis estaba a la altura de cualquier grupo investigador en el mundo. Prueba de ello es que desde entonces esta institución científica colabora y se relaciona con algunos de los especialistas más importantes que hay sobre dinosaurios en todo el planeta.

Todo ello se debe a que hay un antes y un después en el conocimiento de los saurópodos porque a la vez que el género se definió también un nuevo clado, un grupo que ayuda a entender cómo evolucionaron estos animales.

El paleontólogo Francisco Ortega, del Grupo de Biología Evolutiva de la Facultad de Ciencias de la Uned, uno de los dinosauriólogos de mayor prestigio en España junto con José Luis Sanz, asegura que el clado Turiasauria "se ha revelado como un grupo muy importante para comprender la historia evolutiva de un grupo de dinosaurios saurópodos que son la base de los neosaurópodos".

El científico considera que los "turiasaurios han ayudado a entender de una forma muy clara cómo es toda esa radiacion de todas estas formas de los diplodócidos, los braquiosaurios, los camarasaurios que conocemos bien en el Jurásico Superior".

Jurásico portugués

A juicio de este paleontólogo, Turisauria se ha convertido en un grupo "mucho más frecuente incluso de lo que se esperaba cuando se publicó en 2006", puesto que ahora hay evidencias de su existencia en toda la Península Ibérica, siendo muy frecuente en el Jurásico Superior portugués.

Pero además, precisa que "empezamos a encontrar sospechas de Turiasaurus en el registro europeo o en el registro africano y en el norteamericano, con lo que un grupo que no existía, que estaba como mimetizado porque había muy poco registro en otros grupos, se está convirtiendo en un grupo importante, extenso, amplio y relevante para entender uno de los núcleos básicos para comprender la historia evolutiva de los saurópodos".

La paleontóloga Maite Suñer, que defendió este mismo mes en Madrid su tesis doctoral sobre los dinosaurios saurópodos de la misma formación geológica en la que apareció Turiasaurus, pero en el término municipal de Alpuente en la comarca valenciana de Los Serranos, sostiene también que "hay un antes y un después" en el estudio de estos dinosaurios desde que se describió el gigante de Riodeva.

En este sentido, Suñer asegura que aunque hasta el año 2006 se había hecho un "muy buen trabajo" en el estudio de los saurópodos en España, fue a partir de la publicación de Turiasaurus en Science cuando se dio un giro radical por la proyección internacional que tuvo el artículo científico y todas las publicaciones que le han seguido.

"Turiasaurus consigue en su momento que el estudio sobre saurópodos llevado a cabo en nuestro país transcienda a nivel nacional y transcienda a escala internacional. Los resultados publicados en Science sobre Turiasaurus comienzan a incluirse en numerosas publicaciones científicas, Teruel pasa a ponerse en el punto de mira de muchos investigadores y la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis pasa a ser institución de obligada visita para los especialistas en la materia", sostiene la paleontóloga.

Suñer, directora del Museo Paleontológico de Alpuente, recuerda también que el hallazgo de Turiasaurus rompió esquemas pero también "fue clave y permitió resolver muchas incógnitas", habiéndose encontrado desde entonces semejanzas con ejemplares aparecidos en otras partes de la Península Ibérica o de Europa, e incluso de África, que ha hecho ver "que la distribución de este clado, de este grupo concreto de saurópodos, los Turiasauria, era más amplio de lo esperado".

Francisco Ortega recuerda que la clasificación de los saurópodos es de por sí ya muy inestable, para apuntar que el descubrimiento de Turiasaurus y del clado Turiasauria "ha ayudado a estabilizar un poco esa clasificación". En su opinión, esa ha sido una "contribución importante dentro de su entorno evolutivo que han hecho los turiasaurios".

Además, tanto Ortega como Suñer entienden que su descubrimiento ha dado un impulso importante a la Formación Villar del Arzobispo, que se sitúa en el Jurásico Superior, en el tránsito con el Cretácico, entre hace 145 y 150 millones de años.

Aunque queda mucho por hacer, Suñer considera que "los trabajos desarrollados a lo largo de la última década nos han permitido conocer la riqueza y gran diversidad existente en esta formación, comparable por ejemplo a las mundialmente conocidas Formación Morrison en los Estados Unidos o Formación Tendaguru en Tanzania".

Además, la paleontóloga considera que el estudio en profundidad de las faunas que aparecen en esta formación geológica permitirá establecer comparaciones y profundizar en la paleobiogeografía para poder comprender cómo se dispersaron estos animales. Y de hecho, Suñer destaca el buen grado de conservación de los ejemplares que se están encontrando.

Francisco Ortega destaca por otra parte que cuando la Fundación Dinópolis se topó en Riodeva con la Formación Villar del Arzobispo, focalizó su investigación hacia "uno de los puntos más importantes para entender cómo había funcionado el Jurásico Superior en la Península Ibérica y que tenía también extensiones que permitían explicar cosas en Europa y fuera de Europa".

Un trabajo que ha dado lugar a nuevos estudios e investigaciones, como es el caso de la tesis doctoral de Maite Suñer, que se centra en la Formación Villar del Arzobispo de Alpuente y por cuya investigación recibió la calificación de sobresaliente cum laude el pasado 15 de diciembre.

En su investigación ha comparado materiales de Alpuente con los hallados en Riodeva. "La proximidad a la que se encuentra la institución a la que pertenezco y las facilidades que me han dado desde la Fundación Dinópolis, me ha permitido tener este material como referencia, por lo que Turiasaurus es citado en numerosas ocasiones a lo largo del estudio", precisa.

En opinión tanto de Suñer como de Ortega, hoy día se sabe mucho sobre Turiasaurus, diez años después de su descripción científica, pero todavía queda mucho por conocer. "La riqueza y potencial de esta formación es impresionante, por lo que el hallazgo de nuevos ejemplares, que más pronto o más tarde se producirá, proporcionará datos nuevos", argumenta Suñer.

Nuevas posibilidades

Francisco Ortega, a la derecha de la imagen, junto al paleontólogo japonés 
Masateru Shibata en 2012 en Dinópolis
Ortega señala por su parte que queda todavía mucho por conocer del clado Turiasauria, sobre todo por las posibilidades que se abren en la Formación Morrison de los Estados Unidos, de la misma edad geológica, y que se extiende por varios estados norteamericanos.

"Ahí va a haber mucho material que hasta ahora había pasado desapercibido, confundido con otros organismos y que ahora se va a poder relacionar con el material de Teruel", argumenta el científico, quien añade que "por suerte para los paleontólogos, queda todavía mucho que estudiar".

Ninguno de los dos científicos duda de que Turiasaurus se ha convertido en un buen embajador para Teruel, tanto por su nombre, asociado al río Turia, como por su gigantismo.

"En ocasiones, se definen géneros y especies nuevas en paleontología, pero no trasciende más allá del ámbito científico o del ámbito local, donde se anuncia a través de alguna nota de prensa que se ha encontrado en una localidad o región", comenta Suñer, que considera que el caso del dinosaurio turolense no ha sido ese, puesto que "Turiasaurus ha traspasado fronteras, no ha quedado únicamente en papel, ni ha quedado inmóvil. Ha sido expuesto ya en distintos lugares del mundo exportando el nombre de Teruel allá donde va. Esto, aunque siempre es deseable, la mayor parte de las veces no es posible hacerlo cuando se encuentra una nueva especie".

La paleontóloga cree por ello que los turolenses pueden sentirse "orgullosos del trabajo que se está haciendo y de cómo se está haciendo". Por su parte, Ortega argumenta que la gente de Teruel "tienen un magnífico embajador, o un magnífico candidato con Turiasaurus, para estar orgullosos de él".

Por otra parte, Ortega destaca la capacidad que ha tenido la Fundación Dinópolis no solo para posicionarse en los "lugares más importantes desde el punto de vista científico, sino que también ha acudido de forma muy eficaz a los lugares más importantes desde el punto de vista cultural".

Recurso patrimonial

Dentro de esos recursos considera que Turiasaurus es un recurso patrimonial "magnífico", además de haberse convertido en una "excelente herramienta tanto para explicar ciencia como para tener proyección social, y esa proyección social, científica y cultural van siempre ligados, no solo porque lleva el nombre del Turia, sino porque es de Teruel y ese trabajo se hace en Teruel".

En el caso de Maite Suñer, Turiasaurus es muy especial para ella porque trabajó con los fósiles de este dinosaurio hace años en Teruel y fue la encargada de hacer la réplica del húmero, el más grande que se conoce, lo que recuerda como "todo un reto". A este respecto asegura que aquella experiencia profesional fue para ella "un salto, la manera de profesionalizar las tareas que estaba desempeñando hasta entonces. Conocimientos y experiencia que he podido aplicar posteriormente en mi día a día y de los que no me olvido. Muchas veces debo acompañar y dar explicaciones a las personas que se acercan a nuestro museo, y no hay visita por ejemplo en la que no cite al Turiasaurus".

viernes, 23 de diciembre de 2016

Fósiles de dinosaurios explicarían por qué las aves tienen pico

Los resultados se basan en un análisis de los restos fosilizados de 13 dinosaurios terópodos Ceratosaurus, recolectados en la Formación Shishugou del Jurásico Superior en el noroeste de China.

Foto: Pixabay
Científicos de China han identificado a las primeras especies de dinosaurios conocidas a las que les crecieron los dientes de jóvenes y los perdieron de adultos, un hallazgo que puede explicar por qué las aves tienen pico, dijo un estudio el jueves.

La investigación se basa en fósiles de un dinosaurio pequeño y delgado conocido como Limusaurus inextricabilis, del grupo de dinosaurios terópodos, que fueron los antepasados ​​de las aves modernas. Es probable que comiera carne de joven, pero que se transformara en un adulto con pico que posiblemente subsistiera con plantas, dijo el estudio publicado en la revista estadounidense Current Biology.

"Encontramos un fenómeno muy raro e interesante", dijo el autor principal, Shuo Wang, de la Capital Normal University en Pekín. "Las mandíbulas dentadas en los individuos jóvenes se transformaron, durante el desarrollo, en mandíbulas con pico completamente desdentadas en individuos más maduros", agregó.

Los resultados se basan en un análisis de los restos fosilizados de 13 dinosaurios terópodos Ceratosaurus, recolectados en la Formación Shishugou del Jurásico Superior en el noroeste de China. Estos restos permitieron a los investigadores reconstruir el crecimiento del dinosaurio desde que era una cría hasta los 10 años. El primer trabajo científico sobre los Limusaurus se publicó en 2001, cuando los investigadores tenían sólo un miembro joven fosilizado. En los años siguientes fueron desenterrados más especímenes.

"Inicialmente, creíamos que habíamos encontrado dos dinosaurios Ceratosaurus diferentes de la zona de Wucaiwan, uno dentado y otro sin dientes, e incluso comenzamos a describirlos por separado", dijo Wang. Pero entonces los investigadores se dieron cuenta de que los fósiles eran bastante similares, excepto por los dientes. Así, concluyeron que eran de la misma especie, solo que algunos eran más jóvenes y tenían dientes.

"Este descubrimiento es importante por dos razones", dijo el coautor James Clark, profesor de biología en la Universidad George Washington. "Primero, es muy raro encontrar una serie de dinosaurios de bebé a adulto. Segundo, este cambio inusualmente dramático en la anatomía sugiere que hubo un gran cambio en la dieta del Limusaurus entre la adolescencia y la edad adulta".

La teoría de un cambio en la dieta es apoyada por la composición química de los huesos fosilizados, dijo el estudio. Este proceso podría ayudar a explicar "cómo terópodos tales como las aves perdieron sus dientes, inicialmente a través de cambios durante su desarrollo de bebés a adultos", agregó.

Entre los peces y anfibios contemporáneos, la pérdida de dientes se suele observar. El ornitorrinco, un mamífero con pico, pierde sus dientes también. Los investigadores dijeron que el descubrimiento de la pérdida de dientes en el Limusaurus es el primero en el registro fósil y también entre los reptiles.

jueves, 22 de diciembre de 2016

Descubren en Coahuila el fósil de una nueva especie de dinosaurio

El ejemplar, que habitó la Tierra hace 73 millones de años, tenía cuernos en la cara; es del grupo de los ceratópsido, pero es nuevo para la ciencia

La nueva especie como portada de NATIONAL GEOGRAPHIC
en  ESPAÑOL del mes de diciembre.
El paleontólogo José Rubén Guzmán Gutiérrez, originario de Aguascalientes, descubrió fósiles de una nueva especie de dinosaurio que habitó en Coahuila hace 72 millones de años. 
"El hallazgo consiste en un dinosaurio con cuernos en la cara del grupo de los ceratópsido que quizá ustedes se hayan familiarizado con uno de este grupo que es triceratops, bueno el que encontramos nosotros pertenece a este grupo, pero es nuevo para la ciencia”, informó.
Rubén Guzmán destacó que varios elementos del organismo, sobre todo de la parte del cráneo, fémur y columna vertebral fueron descubiertos en la localidad en Coahuila de la cual se reservó su nombre por razones de seguridad.
"¿En que consistían estos fragmentos del cráneo? Pues fueron parte de la mandíbula con sus dientes, incluso algunos que todavía no habían brotado, estos dinosaurios como eran herbívoros tenían una batería de dientes que continuamente era remplazable, tenemos parte la gola que le protege, parte de la estructura a este tipo de dinosaurio”, destacó.
Los restos encontrados se compararon con fósiles de otros dinosaurios de este grupo hallados en Canadá y Estados Unidos, por lo que se determinó que se trataba de un organismo nuevo para la ciencia, algo sumamente importante para México en materia de investigación. 
"Es importante, ya que en México la paleontología de dinosaurios tiene muy poco tiempo de haber comenzado. El primer hallazgo de un dinosaurio hallado en México fue publicado en 1926, precisamente en una región de Coahuila y precisamente se atribuyó a un dinosaurio de este tipo”, señaló.
El artículo científico de la investigación está en proceso de revisión para la publicación formal y   con ello revelar el nombre científico del animal, el experto indicó que posteriormente se realizará una reconstrucción del esqueleto.

Los fósiles fueron depositados en la colección paleontológica de Coahuila en el Museo del Desierto.

mpe

sábado, 17 de diciembre de 2016

Estudian un dinosaurio de cuello extremadamente largo custodiado en el Museo de Salas de los Infantes

Cada vértebra hallada tiene un tamaño notable: superior a un metro de longitud y 90 centímetros de altura


Esqueleto de Brachiosaurus. Foto: Museo de Dinosaurios.

CGP/DICYT. Un equipo científico de la Universidad de Zaragoza, la Universidade Nova de Lisboa y el Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes colaboran en el estudio de un dinosaurio custodiado en el museo salense. Los restos fósiles proceden el yacimiento Oterillo II, situado entre Salas de los Infantes y Barbadillo del Mercado (Burgos).

Excavación en El Oterillo con vértebras a la derecha de la imagen. 
FOTO: Museo de Dinosaurios.

El yacimiento fue objeto de tres campañas de excavaciones entre los años 2004 a 2006, financiadas por la Junta de Castilla y León y la Fundación Dinosaurios. Los fósiles recuperados formaban parte de un esqueleto semicompleto y parcialmente articulado, con muchos huesos dispuestos tal como estaban en el animal en vida. Su antigüedad ronda los 125 millones de años, al principio del período Cretácico.

Se han publicado estudios previos sobre este dinosaurio en diversos foros científicos, en los que se le ha identificado como un dinosaurio saurópodo de gran tamaño (los saurópodos eran grandes dinosaurios con cola y cuello largos, cuadrúpedos y herbívoros).

El proceso de análisis de este dinosaurio está finalizando a la par que terminan los trabajos de preparación y consolidación de sus fósiles por personal especializado del museo salense. Se da la circunstancia que el estado de conservación de los fósiles es muy delicado, según la información del museo remitida a DiCYT.

Los últimos trabajos de preparación de los huesos fosilizados han proporcionado datos sorprendentes: un gran bloque rocoso de unos tres metros de longitud contiene cuatro vértebras del cuello del animal, dos de ellas prácticamente completas. Cada vértebra tiene un tamaño notable: superior a un metro de longitud y con 90 centímetros de altura.

Las características de estas vértebras recuerdan a dinosaurios emparentados con el famoso braquiosaurio, conocidos como “dinosaurios jirafa”. Esos dinosaurios poseían un cuello extremadamente largo: podría ser el doble de la longitud del tronco y tan largo como su cola. En el caso del dinosaurio burgalés se estima que su cuello alcanzaría los 11 metros de largo. Otras cifras dan idea del gran tamaño de este dinosaurio: su cabeza podría estar 16 metros por encima del suelo, y su peso superaría las 44 toneladas.

El cuello de estos dinosaurios tenía bastante movilidad, al poder disponerse casi vertical. Eso les permitía conseguir alimento de árboles de gran altura. Estos cuellos eran una auténtica obra de ingeniería evolutiva que ratifica la gran capacidad de adaptación de los dinosaurios a los ecosistemas y ambientes que ocupaban, una de las bases de su éxito en la era Mesozoica.

La presencia de un dinosaurio de estas características en Europa es uno de las cuestiones más llamativas de la investigación que se lleva a cabo. Los paleontólogos portugueses y españoles esperan publicar en 2017 los resultados de su estudio, que pondrá de nuevo el foco de la paleontología mundial en la Sierra de la Demanda burgalesa.

Autismo Burgos gana el XI Concurso de tarjetas navideñas de este año

'LOS DINOSAURIOS Y LA NAVIDAD'


Iván Tobar (Autismo Burgos), Roberto Vicente (Asprodes Salamanca) y  Ana Olga García (Asprodes Salamanca) son los ganadores del primer, segundo y tercer premio (respectivamente) de la modalidad individual del XI Concurso de tarjetas navideñas "Los Dinosaurios y al Navidad".

“Dino Gaspar, Dino Melchor y Dino Baltasar, hacia el portal de Belén”.
El certamen nacional de tarjetas navideñas "Los Dinosaurios y la Navidad" ha llegado este año a la edición número once. Al concurso de este año se han presentado casi 200 tarjetas navideñas pintadas por personas con discapacidad intelectual de varias organizaciones sociales y centros educativos de España.

El jurado compuesto por cinco personas, miembros representativos de las fundaciones promotoras del concurso (Dinosaurios de Castilla y León y Aspanias Burgos), del sector social (técnicos y personas con discapacidad intelectual) y artistas locales (Burgos) han destacado de las postales ganadoras su "composición, color e imaginación para representar el tema del concurso". También, la tarea "nada fácil de tener que elegir" entre los numerosos trabajos presentados al certamen".

PRIMER PREMIO (individual). Iván Tobar, del colegio El Alba (Autismo Burgos), por tu tarjeta titulada "Dino Gaspar, Dino Melchor y Dino Baltasar, hacia el portal de Belén". Su tarjeta será la felicitación institucional navideña de la Fundación Dinosaurios de Castilla y León. Este premio también recibirá un lote de productos del Museo de los Dinosaurios (Salas de los Infantes, Burgos).

"Navidad prehistórica de fantasía".
SEGUNDO PREMIO (individual). Roberto Vicente, del centro ocupacional El Arca (Asprodes Salamanca), por su tarjeta titulada "Navidad prehistórica de fantasía". Su tarjeta será la felicitación institucional navideña de la Fundación Aspanias Burgos. Este premio también recibirá un lote de productos del Museo de los Dinosaurios (Salas de los Infantes, Burgos).



TERCER  PREMIO (individual). Ana Olga García, del centro ocupacional El Arca (Asprodes Salamanca). El premio a su tarjeta (sin título) consistirá en un lote de productos del Museo de los Dinosaurios (Salas de los Infantes, Burgos).




"Nos traen los regalos en dinosaurios".

PRIMER  PREMIO (grupal). Mª Luisa Sánchez, Antonio Albala, Azucena Albala, Javier Fernández, Anastasia García, Iván Puertas, José González, Gloria Onís, Cristina Rodríguez y José García. Todos ellos han firmado la tarjeta navideña ganadora "Nos traen los regalos en dinosaurios". Todos ellos usuarios de la residencia San Nicolás de Bari (Asprona León).



Jurado del concurso, de i. a d.. Laura Olmos, Carlos Fernández, Miguel Patón, 
Marta Arroyo y Rachel Merino.
EL JURADO. Este año ha estado compuesto por los presidentes de las fundaciones promotoras del certamen Marta Arroyo (Fundación Dinosaurios de Castilla y León) y Miguel Patón (Fundación Aspanias Burgos); el usuario y la profesional de Aspanias, Carlos Martínez y Laura Olmos y la presidenta del colectivo de artistas SIO2, Rachel Merino. Tras el fallo, los miembros del jurado han felicitado a todos los concursantes por la originalidad y animación de sus dibujos.

La entrega de premios tendrá lugar el martes 20 de diciembre, en el transcurso del Festival de Navidad que organiza Aspanias en el Centro Cultural Caja de Burgos Avenida de Cantabria, nº 3. Burgos.

Los trabajos presentados podrán verse al completo en una exposición a partir del jueves 22 de diciembre en Salas de los Infantes, en las instalaciones de la residencia de mayores "Río Arlanza", donde permanecerá abierta con motivo de las fiestas navideñas.

jueves, 15 de diciembre de 2016

Blog Made in Pangea: Salas de los Infantes, "Tierra de dinosaurios"

Centro de visitantes y árbol fósil.
Hablar de Salas de los Infantes es hablar de dinosaurios. Hace muy poco realizamos una entrada del Museo de Dinosaurios que tiene dicha ciudad, y que actúa como epicentro de numerosos lugares de interés con los que cuenta la zona. Es por eso que recomendamos comenzar la visita en el Museo deDinosaurios de Salas de los Infantes.

Desde ahí, a tan sólo 4 km de distancia por la carretera N-234 dirección Soria, tenemos el pueblo de Hacinas. Un tocón de árbol nos recibe en la entrada del pueblo, nada sorprendente si no fuera porque se trata de un árbol fosilizado hace 120 millones de años. Y es que Hacinas es conocido por sus árboles fosilizados y su "Centro de Visitantes del Árbol Fósil".

Tiene 3 árboles petrificados expuestos en el pueblo, pero además algunas de las casas de los vecinos tienen restos también fosilizados en las entradas de sus casas. Se sabe que hay al menos otros 7 árboles enterrados y en los alrededores de Salas no es difícil encontrar restos de madera fósil.

Yacimiento Las Sereas 7.
Por la misma carretera N-234 pero en dirección Burgos, podemos completar la visita con las huellas de dinosaurios de Quintanilla de las Viñas. En su yacimiento principal, Las Sereas 7, destacan las huellas de saurópodos, dinosaurios de cuello largo.

Son huellas profundas que manifiestan el enorme tonelaje de las criaturas que las dejaron. La presión fue tal que el barro se desplazó hacia los lados creando un borde alrededor de la mayoría de las huellas. También hay huellas de dinosaurios carnívoros y de dinosaurios herbívoros llamados ornítopodos.

Si continuamos por la N-234 hacía Salas de los Infantes podemos para en Mambrillas de Lara, dónde una maqueta de saurópodo nos da la bienvenida al yacimiento de La Pedraja. Un animal similar al de la maqueta dejó sus huellas hace 140 millones de años formando un largo rastro. Junto a esas huellas hay otras de dinosaurios carnívoros y de dinosaurios ornitópodos.

Dinosaurio que preside el yacimiento de La Pedraja.
A quien tenga un interés especial en las huellas de dinosaurios de Salas de los Infantes le recomendamos que pregunte en el Museo de Dinosaurios, donde le darán información detallada.

NO TE PUEDES PERDER:
- Árboles fósiles de Hacinas.
- Yacimiento Las Sereas 7, en Quintanilla de las Viñas.
- Yacimiento La Pedraja, en Mambrillas de Lara.


Página web del Centro de Visitantes del Árbol Fósil: http://www.arbolfosilhacinas.es/

Página web del Museo de Dinosaurios: http://fundaciondinosaurioscyl.com/es/portada/

Autor: Germán Zanza López.
Fotografías: Germán Zanza López.

Blog Made in Pangea: Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes

Recreación de terópodo a tamaño real.
Salas de los Infantes y los pueblos de alrededor, componen un conjunto de interés sin igual dentro del "paleoturismo". En su Museo de Dinosaurios, podemos ver una muestra de tan rico patrimonio: huesos de dinosaurios enormes, dientes de carnívoros devoradores de peces, huevos de dinosaurio y huellas fosilizadas hace millones de años, además de caparazones de tortugas prehistóricas, fósiles de peces acorazados y dientes de cocodrilo.

Y es que Salas de los Infantes es una "rara avis" dentro del mundo de la paleontología, pocos lugares en el mundo pueden presumir de tener tantas especies de dinosaurios catalogadas y tanta variedad de fósiles directos e indirectos documentados. Todo ese conjunto de fósiles permite tener una imagen muy clara de cómo pudo ser el ecosistema que hubo en ese mismo lugar hace 120 millones de años.

Fémur de Demandasaurus darwini.
Su dinosaurio estrella es el Demandasaurus darwini, un saurópodo de unos 12 metros de longitud excavado entre los años 2002 y 2004. Es peculiar porque pertenece a un grupo de saurópodos típicos de África y que no se encuentran en Laurasia. Es por tanto el primer "rebaquisaurido" (así se llama el grupo) encontrado en Europa y Asia. Pero el Demandasaurus es sólo un ejemplo del enorme potencial que tiene Salas.

Seremos muy claros, si lo que buscas son esqueletos de plástico, este no es tu museo. Aquí el espacio se reserva para los fósiles originales, ese es el baluarte con el que se defiende el Museo, su calidad. Y la batalla es dura, desde hace varios años el Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes reclama a las autoridades competentes la ampliación de las instalaciones. El material del que dispone el Museo es mucho mayor que el espacio expositivo y la colección no deja de crecer con cada campaña de excavaciones. Por desgracia muchos de los fósiles esperan en el almacén a que llegue su ocasión y puedan formar parte de la colección permanente del Museo.

Vista general de una parte del Museo.
Así que ya lo sabes, si visitas esta zona de Burgos, no pierdas la ocasión de ver uno de los rincones más apasionantes con la paleontología como bandera y los dinosaurios como estandarte, no pierdas la ocasión de adentrarte en esta "tierra de dinosaurios".

NO TE PUEDES PERDER:
- Restos del esqueleto originales de Demandasaurus darwini.
- Huesos y dientes orginales de Baryonyx.
- Huevos fósiles de dinosaurio.
- Huesos y dientes orginales de iguanodóntidos.

Ubicación:
Plaza Jesús Aparicio, 9. Salas de los Infantes - Burgos.
Teléfono: 947 39 70 01

Agradecimientos: Muchas gracias al Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes, en especial a Javier Urién.

Autor: Germán Zanza López.
Fotografías: Germán Zanza López.

martes, 13 de diciembre de 2016

La UZ homenajea a Lucas Mallada, el padre de la paleontología

Regeneracionista, geólogo, ingeniero de minas y escritor. Ahora, el Museo de Ciencias Naturales recoge en una exposición todo su recorrido vital.

Presentación de la exposición Lucas Mallada en el Museo de Ciencias Naturales de la UZ.Oliver Duch
La Universidad de Zaragoza (UZ) ha recuperado piezas como un fragmento del meteorito de Cangas de Onís, "el más famoso del mundo", de fósiles extraídos de las cuevas de Altamira o los primeros mapas geológicos para homenajear la figura de Lucas Mallada, "padre de la paleontología moderna".

Estas, junto a otras piezas, se enmarcan dentro de la exposición temporal "Lucas Mallada. Un geólogo revolucionario", que rinde tributo a este científico oscense, uno de los precursores del regeneracionismo, y con la que la institución universitaria celebra el primer aniversario de su Museo de Ciencias Naturales.

Lucas Mallada y Pueyo, nacido en Huesca en 1841, fue un ingeniero de minas, geólogo y escritor que es considerado el "padre de la paleontología moderna" por empezar a utilizar los fósiles para conocer las rocas, explica José Ignacio Canudo, director del museo. Entre sus hitos destacan también los mapas geológicos que él mismo elaboró recorriendo a pie provincias como Huesca, Navarra, Tarragona o Cáceres, donde marcó aquellos lugares en los que recogió fósiles, algunos de los cuales se exhiben en la muestra junto a sus mapas. "Vio la España rural, se dio cuenta de lo dura y lo pobre que era", señala Canudo, e incluso, en virtud de esos suelos pobres en recursos, llegó a proponer una organización provincial diferente a la actual. 

Una de las piezas clave de la exposición es el fragmento desconocido hasta ahora del meteorito caído en Cangas de Onís (Asturias) en el siglo XIX, "el mejor conocido y más famoso del mundo", del que se conservan entre 20 y 30 ejemplares en todo el mundo. Junto a este fragmento de meteorito, se exhiben piezas "raras", como caballos, procedentes de Altamira y ejemplares de la wolframita tan anhelada por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Algunos de los minerales que fue recogiendo a lo largo de los campos españoles vienen acompañados de unos cuidados dibujos, realizados por la pintora zaragozana de su confianza Teresa Madasú.

Mallada fue también autor de las memorias del mapa geológico de España, una descripción de las diferentes zonas rocosas ordenadas por edades, un trabajo titánico que facilitó y simplificó la labor de los investigadores desde entonces, al igual que su catálogo de las especies fósiles. Además, la exposición también presta atención a la otra faceta del científico, en la que durante el recorrido que realizó a lo largo de la península descubrió la pobreza y las carencias del país y lo fue reflejando en las revistas del momento o en libros como 'Los males de la patria'. Amigo de Joaquín Costa, Ramón y Cajal o Pío Baroja, ejerció una notable influencia en la generación del 98 y se le considera precursor del movimiento regeneracionista, llegando incluso a rechazar la alcaldía de Madrid, que le fue propuesta.

La exposición, financiada por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (Fecyt), permanecerá abierta del 12 de diciembre de 2016 al 25 de febrero de 2017 en la Sala Odón del Buen del Museo de Ciencias Naturales de la UZ, que en su primer año de vida ha recibido más de 250 grupos y un total de 75.000 visitantes.

heraldo.es

domingo, 11 de diciembre de 2016

Hallan evidencia fosilizada de un tumor en un precursor de mamíferos de 255 millones de años

Nobu Tamura
Cuando los paleontólogos de la Universidad de Washington (UW), en Estados Unidos, cortaron la mandíbula fosilizada de un pariente lejano de los mamíferos vieron evidencia de que la especie extinguida albergaba un tumor benigno compuesto de estructuras en forma de dientes en miniatura, según informan en un artículo que se publica este jueves en 'Journal of the American Medical Association Oncology'.

Conocido como odontoma compuesto, este tipo de tumor es común en los mamíferos hoy en día, pero este animal vivió hace 255 millones de años, incluso antes de que los mamíferos existieran. "Creemos que éste es por mucho el caso más antiguo conocido de un odontoma compuesto --afirma el miembro del equipo Christian Sidor, profesor de Biología en la UW y especialista en Paleontología de Vertebrados en el Museo de Burke de Historia Natural y Cultura--. Eso podría indicar que se trata de un tipo antiguo de tumor".

Antes de este descubrimiento, la evidencia más temprana conocida de odontomas procedía de fósiles de la Era de la Edad de Hielo. "Hasta ahora, la primera aparición conocida de este tumor fue hace aproximadamente un millón de años, en mamíferos fósiles --detalla Judy Skog, directora del programa en la División de Ciencias de la Tierra de la Fundación Nacional de Ciencias, que financió la investigación--. Estos investigadores han encontrado un ejemplo en los antepasados de mamíferos que vivieron hace 255 millones de años. El descubrimiento sugiere que la causa que se sospecha que produce un odontoma no está ligada únicamente a los rasgos de las especies modernas, como se había pensado".

En los seres humanos y otros mamíferos, un odontoma compuesto es una masa de pequeños "dientes" amalgamados junto con tejidos dentales, como la dentina y el esmalte, que crecen dentro de las encías u otros tejidos blandos de la mandíbula y pueden causar dolor e hinchazón, así como alterar la posición de los dientes y otros tejidos. Dado que los odontomas no provocan metástasis ni se propagan por todo el cuerpo, se consideran tumores benignos, pero por los trastornos que causan, los cirujanos suelen optar por eliminarlos.

La criatura descubierta con este tipo de tumor era un gorgonopsia, un pariente distante del mamífero y el mayor depredador durante su era pre-dinosaurio hace 255 millones de años. Los gorgonopsias son parte de un grupo más grande de animales llamados sinápsidos, que incluye mamíferos modernos como su único miembro vivo. Los sinápsidos a veces son llamados "reptiles mamíferos" porque los sinápsidos extintos poseen algunas, pero no todas, las características de los mamíferos. Los primeros mamíferos evolucionaron hace más de 100 millones de años.

"La mayoría de los sinápsidos están extinguidos y nosotros, es decir, los mamíferos, somos sus únicos descendientes vivos --explica Megan Whitney, autora principal y estudiante de posgrado en Biología de la UW--. Para entender cuándo y cómo evolucionaron nuestros rasgos de mamíferos, tenemos que estudiar fósiles de sinápsidos como los gorgonopsias". Los paleontólogos han categorizado muchos rasgos "parecidos a los mamíferos" de los gorgonopsias. Por ejemplo, como nosotros, tienen dientes diferenciados para propósitos especializados, pero Whitney comenzó a estudiar dientes gorgonopsianos para ver si tenían otra característica de los mamíferos.

"La mayoría de los reptiles vivos hoy en día fusionan sus dientes directamente con la mandíbula --señala Whitney--. Pero los mamíferos no lo hacen: utilizamos tejidos duros, pero flexibles, parecidos a cuerdas, para sostener los dientes en sus cuencas, y queríamos saber si ocurría igual en los gorgonopsianos". Para ello, Whitney cortó una mandíbula de gorgonopsia fosilizada y miró las secciones delgadas de la mandíbula y el diente bajo un microscopio para ver cómo estaba ubicado el diente dentro de su zócalo.

Puesto que esta técnica dañaría el fósil, Whitney y Larry Mose, estudiante de la UW que trabajó con ella, utilizaron una mandíbula inferior solitaria u "huérfana" que Sidor había recogido en Tanzania meridional. Mose preparó múltiples rebanadas delgadas de la mandíbula --cada una tan fina como una hoja de papel de cuaderno-- y las montó en diapositivas. Él y Whitney inmediatamente advirtieron algo inesperado dentro de la mandíbula: incrustados junto a la raíz del canino se encontraban grupos irregulares de hasta ocho diminutos objetos redondos.

Cuando los miró con mayor aumento bajo el microscopio, Whitney descubrió que los objetos dentro de cada grupo se parecían a dientes pequeños, mal diferenciados e, incluso, que los dientes albergaban distintas capas de dentina y esmalte. "Al principio no sabíamos qué hacer con ello --reconoció Whitney--. Pero después de alguna investigación nos dimos cuenta de que este gorgonopsia tenía lo que parece un odontoma compuesto de libro de texto".

El mamífero con el mordisco más fuerte de todos los tiempos

El didelphodon vorax podía comer una amplia variedad de alimentos, desde 
caracoles a  pequeños dinosaurios. - Misaki Ouchida
Avergonzaos, hienas y tigres dientes de sable, porque el mamífero con la mordedura más fuerte de todos los tiempos apenas tenía el tamaño de un gato doméstico. Un nuevo estudio realizado por paleontólogos estadounidenses pone en lo alto de la lista, kilo por kilo, al didelphodon vorax, un antepasado de los actuales marsupiales que vivió hace casi 70 millones de años. El animal hace honor a su apellido, porque en su dieta cabía una gran variedad de «platos» e incluso era capaz de enfrentarse a pequeños dinosaurios para incluirlos en el menú.

Publicada en la revista Nature Communications, la investigación del equipo del Museo Burke en Seattle y la Universidad de Washington sugiere que los mamíferos eran más variados durante la era de los dinosaurios de lo que se creía anteriormente. «Lo que me gusta de didelphodon vorax es que aplasta el molde clásico de los mamíferos del Mesozoico», dice Gregory P. Wilson, conservador de Paleontología de Vertebrados en el Burke y profesor de biología en Washington. «En lugar de una especie de musaraña corriendo dócilmente entre las sombras de los dinosaurios, este mamífero tan grande como un tejón pudo haber sido un depredador temible en el paisaje cretáceo, incluso para algunos dinosaurios».

Los investigadores hallaron cuatro especímenes fósiles de hace 69-66 millones de años en los depósitos de la Formación Hell Creek en Montana y Dakota del Norte. Antes de estos descubrimientos, las 60 especies conocidas del grupo llamado Metatheria (marsupiales y sus parientes más cercanos) del Cretácico de América del Norte -incluyendo al didelphodon- fueron casi todas identificadas a través de fragmentos de huesos de la mandíbula o los dientes, proporcionando una visión limitada de cómo eran en realidad. Pero estos cuatro fósiles incluían un cráneo casi completo, un hocico parcial y dos mandíbulas, algunas de las piezas nunca antes vistas en su anatomía..

Colmillos hechos para matar 

Mediante el análisis de estos fósiles, los investigadores fueron capaces de determinar que estos parientes marsupiales tenían el tamaño de una zarigüeya de Virginia actual y pesaban entre 2,4 y 5,2 kilos. Para probar la fuerza de su mordedura, los científicos observaron los fósiles en un escáner y compararon las mandíbulas con las de los actuales mamíferos. Las medidas indicaban que, kilo por kilo, el didelphodon tuvo el mordisco más fuerte de cualquier mamífero que haya vivido alguna vez. Además de la fuerza de la mordedura, los colmillos del didelphodon eran similares a los de los felinos actuales y las hienas, lo que sugiere que podía atravesar el hueso, morder profundamente y matar a sus presas.

Sus molares y grandes premolares redondeados, combinados con su poderosa mandíbula, indican que tenía un nicho específico en la cadena trófica como un depredador o carroñero capaz de aplastar huesos o caparazones duros. Y era capaz de comer presas de su mismo tamaño, incluso posiblemente pequeños dinosaurios.

«Esperaba que el didelphodon tuviera un mordisco bastante potente por el cráneo robusto y los dientes, pero me sorprendió cuando realizamos los cálculos y encontré que, cuando se mide por el tamaño del cuerpo, kilo por kilo, tenía una mordedura más fuerte que una hiena», dice Abby Vander Linden, investigadora del Burke. «Eso es un mamífero realmente duro».

Sus últimas cenas

Los investigadores también examinaron los patrones de «microdesgaste», pequeños agujeros y arañazos en los dientes de los especímenes, para saber cuáles fueron sus últimas «cenas», uno a dos días antes de que los animales murieran. De esta forma, descubrieron que el didelphodon era un omnívoro que probablemente consumía una gama de vertebrados, plantas e invertebrados de caparazón duro como moluscos y cangrejos, pero pocos insectos, arañas y anélidos (lombrices y sanguijuelas).

Además, el equipo remonta el origen de los marsupiales. Teorías anteriores lo situaban en América del Sur, pero las características anatómicas del didelphodon hacen creer que provienen de América del Norte hace entre 100 y 85 millones de años, 10-20 millones de años antes de lo que se pensaba. Más tarde se dispersaron y diversificaron en América del Sur. Los parientes de los marsupiales también se hicieron más grandes y comieron una variedad más amplia de alimentos, coincidiendo con un aumento de la diversidad de otros mamíferos y plantas con flores tempranas.

«Este estudio pone de relieve cómo, a pesar de décadas de investigación paleontológica, nuevos descubrimientos de fósiles y nuevas formas de analizarlos todavía pueden afectar a nuestra forma de ver algo tan fundamental para nosotros como la evolución de nuestro propio clado, los mamíferos», dice Wilson.